La enorme belleza, agradable aroma y alta capacidad para transmitir mensajes y sentimientos han hecho tradicionalmente de las flores un elemento de consuelo indispensable para aliviar, en la medida de lo posible, el duelo que supone el fallecimiento de un ser querido.
El origen de los arreglos florales funerarios se remonta muchos siglos atrás, casi tantos como la propia humanidad. No en vano, las flores son todo un símbolo para honrar la vida de la persona fallecida, por lo que su elección no debería ser nunca fruto del azar o la casualidad. Sea cual sea la función dentro del contexto funerario de las flores que desees comprar, lo ideal es que cada una de las piezas que componen el arreglo tenga una razón de ser y represente en cierto modo la personalidad y características del difunto y/o de su entorno más cercano.
A la hora de elegir las flores para un funeral, trata de empatizar lo máximo posible con las personas destinatarias. Piensa qué tipo de planta te gustaría recibir si estuvieras en su lugar, en el aroma favorito del fallecido o de sus familiares, y sobre todo en el color o colores que mejor simbolicen la forma de ser de la persona que nos ha dejado. Recuerda que cada color tiene su propio significado. Así por ejemplo, mientras que el blanco evoca paz y tranquilidad, el verde representa el optimismo, la naturaleza y la juventud, el amarillo simboliza una personalidad enérgica, el rosa la bondad y la ternura, el azul la calma y la amistad, sincera, etc.
Además, el tipo de flor elegida también posee su propio significado. En este sentido, las rosas rojas y los tulipanes rojos representan el amor en su máxima expresión, los claveles blancos simbolizan la inocencia y dulzura de las personas, las calas encarnan la belleza tanto del cuerpo como del alma, y las amapolas blancas transmiten consuelo, por citar solo algunas de las múltiples opciones posibles.
Por último, en cuanto al tipo de arreglo, conviene tener en cuenta principalmente la función que este vaya a desempeñar. Aunque no hay ninguna regla al respecto, los ramos de flores suelen emplearse para embellecer los alrededores de la lápida en días señalados como la festividad de Todos los Santos, las coronas de flores (que generalmente incluyen mensajes personalizados) se depositan encima o alrededor del ataúd durante la misa y su transporte al cementerio, mientras que las cruces, tarrinas y sobre todo los centros funerarios suelen adornar la sala ocupada en el tanatorio, o también el altar de la iglesia en el transcurso del funeral.